El armador aquel de casas rústicas (Miguel de Unamuno, voz del poeta)
La palabra es lo vivo, la palabra es en el principio. En el principio fue el verbo,
y acaso el fin sea el verbo también. Cristo, el Cristo, no carpintero,
sino armador de casas, no dejó nada escrito, toda su obra fue de palabra.
Y pueda haber dicho esto...El armador aquel de casas rústicas
habló desde la barca:
ellos, sobre la grava de la orilla,
él flotando en las aguas.
Y la brisa del lago recogía
de su boca parábolas
ojos que ven, oídos que oyen gozan
de bienaventuranza.
Recién nacían por el aire claro
las semillas aladas,
el sol las revestía con sus rayos,
la brisa las cunaba.
Hasta que al fin cayeron en un libro,
¡ay tragedia del alma!:
ellos tumbados en la grava seca,
y él flotando en las aguas.Y yo temo por mi parte, que mueran mis palabras en los libros,
y que no sean palabras vivas...