Romance de la luna, luna


 La luna vino a la fragua
 con su polisón de nardos.
 El niño la mira, mira.
 El niño la está mirando.
 En el aire conmovido
 mueve la luna sus brazos
 y enseña, lúbrica y pura,
 sus senos de duro estaño.
      
 - Huye luna, luna, luna.
 Si vinieran los gitanos,
 harían con tu corazón
 collares y anillos blancos.
      
 - Niño, déjame que baile.
 Cuando vengan los gitanos,
 te encontrarán sobre el yunque
 con los ojillos cerrados.
      
 - Huye luna, luna, luna,
 que ya siento sus caballos.
 - Niño, déjame, no pises
 mi blancor almidonado.
      
 El jinete se acercaba
 tocando el tambor del llano.
 Dentro de la fragua el niño,
 tiene los ojos cerrados.
      
 Por el olivar venían,
 bronce y sueño, los gitanos.
 Las cabezas levantadas
 y los ojos entornados.
      
 Cómo canta la zumaya,
 ¡ay cómo canta en el árbol!
 Por el cielo va la luna
 con un niño en la mano.
      
 Dentro de la fragua lloran,
 dando gritos, los gitanos.
 El aire la vela, vela.
 El aire la está velando.

(Romancero gitano, 1928)