(Salen Chanfalla y la Chirinos)
Chanfalla No se te pasen de la memoria, Chirinos, mis advertimientos, principalmente los que te he dado para este nuevo embuste, que ha de salir tan a luz como el pasado del Llovista. Chirinos Chanfalla ilustre, lo que en mí fuere tenlo como de molde; que tanta memoria tengo como entendimiento, a quien se junta una voluntad de acertar a satisfacerte, que excede a las demás potencias. Pero dime: ¿de qué sirve este Rabelín que hemos tomado? Nosotros dos solos, ¿no pudiéramos salir con esta empresa? Chanfalla Habíamosle menester como el pan de la boca, para tocar en los espacios que tardaren en salir las figuras del Retablo de las Maravillas. Chirinos Maravilla será si no nos apedrean por solo el Rabelín; porque tan desventurada criaturilla no la he visto en todos los días de mi vida.(Entra el Rabellín)
Rabellín ¿Hase de hacer algo en este pueblo, señor autor? Que ya me muero porque vuesa merced vea que no me tomó a carga cerrada. Chirinos Cuatro cuerpos de los vuestros no harán un tercio, cuanto más una carga; si no sois más gran músico que grande, medrados estamos. Rabellín Ello dirá; que en verdad que me han escrito para entrar en una compañía de partes, por chico que soy. Chanfalla Si os han de dar la parte a medida del cuerpo, casi será invisible.(Salen el Gobernador y Benito Repollo, alcalde,
Juan Castrado, regidor, y Pedro Capacho, escribano)
(Éntranse Juan Castrado y Chanfalla)
Gobernador Señora autora, ¿qué poetas se usan ahora en la Corte de fama y rumbo, especialmente de los llamados cómicos? Porque yo tengo mis puntas y collar de poeta, y pícome de la farándula y carátula. Veinte y dos comedias tengo, todas nuevas, que se veen las unas a las otras, y estoy aguardando coyuntura para ir a la Corte y enriquecer con ellas media docena de autores. Chirinos A lo que vuesa merced, señor Gobernador, me pregunta de los poetas, no le sabré responder; porque hay tantos, que quitan el sol, y todos piensan que son famosos. Los poetas cómicos son los ordinarios y que siempre se usan, y así no hay para qué nombrallos. Pero dígame vuesa merced, por su vida: ¿cómo es su buena gracia? ¿cómo se llama? Gobernador A mí, señora autora, me llaman el licenciado Gomecillos. Chirinos ¡Válame Dios! ¿Y que vuesa merced es el señor licenciado Gomecillos, el que compuso aquellas coplas tan famosas de Lucifer estaba malo y tómale mal de fuera? Gobernador Malas lenguas hubo que me quisieron ahijar esas coplas, y así fueron mías como del Gran Turco. Las que yo compuse, y no lo quiero negar, fueron aquellas que trataron del Diluvio de Sevilla; que, puesto que los poetas son ladrones unos de otros, nunca me precié de hurtar nada a nadie: con mis versos me ayude Dios, y hurte el que quisiere.(Vuelve Chanfalla)
Chanfalla Señores, vuesas mercedes vengan, que todo está a punto, y no falta más que comenzar. Chirinos ¿Está ya el dinero in corbona? Chanfalla Y aun entre las telas del corazón. Chirinos Pues doyte por aviso, Chanfalla, que el Gobernador es poeta. Chanfalla ¿Poeta? ¡Cuerpo del mundo! Pues dale por engañado, porque todos los de humor semejante son hechos a la mazacona; gente descuidada, crédula y no nada maliciosa. Benito Vamos, autor; que me saltan los pies por ver esas maravillas.(Éntranse todos)
(Salen Juana Castrada y Teresa Repolla, labradoras:
la una como desposada, que es la Castrada)
(Entran el Gobernador, Benito Repollo, Juan Castrado, Pedro Capacho,
El Autor y La Autora, y El Músico, y otra gente del pueblo,
y un Sobrino de Benito, que ha de ser aquel gentilhombre que baila)
¡Oh tú, quienquiera que fuiste, que fabricaste este retablo con tan maravilloso artificio, que alcanzó renombre de las Maravillas por la virtud que en él se encierra, te conjuro, apremio y mando que luego incontinente muestres a estos señores algunas de las tus maravillosas maravillas, para que se regocijen y tomen placer sin escándalo alguno! Ea, que ya veo que has otorgado mi petición, pues por aquella parte asoma la figura del valentísimo Sansón, abrazado con las colunas del templo, para derriballe por el suelo y tomar venganza de sus enemigos. ¡Tente, valeroso caballero; tente, por la gracia de Dios Padre! ¡No hagas tal desaguisado, porque no cojas debajo y hagas tortilla tanta y tan noble gente como aquí se ha juntado!
Benito ¡Téngase, cuerpo de tal, conmigo! ¡Bueno sería que, en lugar de habernos venido a holgar, quedásemos aquí hechos plasta! ¡Téngase, señor Sansón, pesia a mis males, que se lo ruegan buenos! Capacho ¿Veisle vos, Castrado? Juan Pues, ¿no le había de ver? ¿Tengo yo los ojos en el colodrillo? Gobernador [Aparte.] Milagroso caso es éste: así veo yo a Sansón ahora, como el Gran Turco; pues en verdad que me tengo por legítimo y cristiano viejo. Chirinos ¡Guárdate, hombre, que sale el mesmo toro que mató al ganapán en Salamanca! ¡Échate, hombre; échate, hombre; Dios te libre, Dios te libre! Chanfalla ¡Échense todos, échense todos! ¡Hucho ho!, ¡hucho ho!, ¡hucho ho!(Échanse todos y alborótanse)
Benito El diablo lleva en el cuerpo el torillo; sus partes tiene de hosco y de bragado; si no me tiendo, me lleva de vuelo. Juan Señor autor, haga, si puede, que no salgan figuras que nos alboroten; y no lo digo por mí, sino por estas mochachas, que no les ha quedado gota de sangre en el cuerpo, de la ferocidad del toro. Castrada Y ¡cómo, padre! No pienso volver en mí en tres días; ya me vi en sus cuernos, que los tiene agudos como una lesna. Juan No fueras tú mi hija, y no lo vieras. Gobernador [Aparte.] Basta: que todos ven lo que yo no veo; pero al fin habré de decir que lo veo, por la negra honrilla. Chirinos Esa manada de ratones que allá va deciende por línea recta de aquellos que se criaron en el Arca de Noé; dellos son blancos, dellos albarazados, dellos jaspeados y dellos azules; y, finalmente, todos son ratones. Castrada ¡Jesús!, ¡Ay de mí! ¡Ténganme, que me arrojaré por aquella ventana! ¿Ratones? ¡Desdichada! Amiga, apriétate las faldas, y mira no te muerdan; ¡y monta que son pocos! ¡Por el siglo de mi abuela, que pasan de milenta! Repolla Yo sí soy la desdichada, porque se me entran sin reparo ninguno; un ratón morenico me tiene asida de una rodilla. ¡Socorro venga del cielo, pues en la tierra me falta! Benito Aun bien que tengo gregüescos: que no hay ratón que se me entre, por pequeño que sea. Chanfalla Esta agua, que con tanta priesa se deja descolgar de las nubes, es de la fuente que da origen y principio al río Jordán. Toda mujer a quien tocare en el rostro, se le volverá como de plata bruñida, y a los hombres se les volverán las barbas como de oro. Castrada ¿Oyes, amiga? Descubre el rostro, pues ves lo que te importa. ¡Oh, qué licor tan sabroso! Cúbrase, padre, no se moje. Juan Todos nos cubrimos, hija. Benito Por las espaldas me ha calado el agua hasta la canal maestra. Capacho Yo estoy más seco que un esparto. Gobernador [Aparte.] ¿Qué diablos puede ser esto, que aún no me ha tocado una gota, donde todos se ahogan? Mas ¿si viniera yo a ser bastardo entre tantos legítimos? Benito Quítenme de allí aquel músico; si no, voto a Dios que me vaya sin ver más figura. ¡Válgate el diablo por músico aduendado, y qué hace de menudear sin cítola y sin son! Rabellín Señor alcalde, no tome conmigo la hincha; que yo toco como Dios ha sido servido de enseñarme. Benito ¿Dios te había de enseñar, sabandija? ¡Métete tras la manta; si no, por Dios que te arroje este banco! Rabellín El diablo creo que me ha traído a este pueblo. Capacho Fresca es el agua del santo río Jordán; y, aunque me cubrí lo que pude, todavía me alcanzó un poco en los bigotes, y apostaré que los tengo rubios como un oro. Benito Y aun peor cincuenta veces. Chirinos Allá van hasta dos docenas de leones rampantes y de osos colmeneros; todo viviente se guarde; que, aunque fantásticos, no dejarán de dar alguna pesadumbre, y aun de hacer las fuerzas de Hércules con espadas desenvainadas. Juan Ea, señor autor, ¡cuerpo de nosla! ¿Y agora nos quiere llenar la casa de osos y de leones? Benito ¡Mirad qué ruiseñores y calandrias nos envía Tontonelo, sino leones y dragones! Señor autor, y salgan figuras más apacibles, o aquí nos contentamos con las vistas; y Dios le guíe, y no pare más en el pueblo un momento. Castrada Señor Benito Repollo, deje salir ese oso y leones, siquiera por nosotras, y recebiremos mucho contento. Juan Pues, hija, ¿de antes te espantabas de los ratones, y agora pides osos y leones? Castrada Todo lo nuevo aplace, señor padre. Chirinos Esa doncella, que agora se muestra tan galana y tan compuesta, es la llamada Herodías, cuyo baile alcanzó en premio la cabeza del Precursor de la vida. Si hay quien la ayude a bailar, verán maravillas. Benito ¡Ésta sí, cuerpo del mundo, que es figura hermosa, apacible y reluciente! ¡Hideputa, y cómo que se vuelve la mochac[h]a! Sobrino Repollo, tú que sabes de achaque de castañetas, ayúdala, y será la fiesta de cuatro capas. Sobrino Que me place, tío Benito Repollo.(Tocan la zarabanda)
Capacho ¡Toma mi abuelo, si es antiguo el baile de la Zarabanda y de la Chacona! Benito Ea, sobrino, ténselas tiesas a esa bellaca jodía; pero, si ésta es jodía, ¿cómo vee estas maravillas? Chanfalla Todas las reglas tienen excepción, señor Alcalde.(Suena una trompeta, o corneta dentro del teatro,
y entra Un Furrier de compañías)
[Vase.]
Benito Yo apostaré que los envía el sabio Tontonelo. Chanfalla No hay tal; que ésta es una compañía de caballos que estaba alojada dos leguas de aquí. Benito Ahora yo conozco bien a Tontonelo, y sé que vos y él sois unos grandísimos bellacos, no perdonando al músico; y mirad que os mando que mandéis a Tontonelo no tenga atrevimiento de enviar estos hombres de armas, que le haré dar docientos azotes en las espaldas, que se vean unos a otros. Chanfalla ¡Digo, señor Alcalde, que no los envía Tontonelo! Benito Digo que los envía Tontonelo, como ha enviado las otras sabandijas que yo he visto. Capacho Todos las habemos visto, señor Benito Repollo. Benito No digo yo que no, señor Pedro Capacho.No toques más, músico de entre sueños, que te romperé la cabeza.
(Vuelve el Furrier)
Furrier Ea, ¿está ya hecho el alojamiento? Que ya están los caballos en el pueblo. Benito ¿Que todavía ha salido con la suya Tontonelo? ¡Pues yo os voto a tal, autor de humos y de embelecos, que me lo habéis de pagar! Chanfalla Séanme testigos que me amenaza el Alcalde. Chirinos Séanme testigos que dice el Alcalde que lo que manda Su Majestad lo manda el sabio Tontonelo. Benito Atontoneleada te vean mis ojos, plega a Dios todopoderoso. Gobernador Yo para mí tengo que verdaderamente estos hombres de armas no deben de ser de burlas. Furrier ¿De burlas habían de ser, señor Gobernador? ¿Está en su seso? Juan Bien pudieran ser atontonelados: como esas cosas habemos visto aquí. Por vida del autor, que haga salir otra vez a la doncella Herodías, porque vea este señor lo que nunca ha visto; quizá con esto le cohecharemos para que se vaya presto del lugar. Chanfalla Eso en buen hora, y veisla aquí a do vuelve, y hace de señas a su bailador a que de nuevo la ayude. Sobrino Por mí no quedará, por cierto. Benito Eso sí, sobrino; cánsala, cánsala; vueltas y más vueltas; ¡vive Dios, que es un azogue la muchacha! ¡Al hoyo, al hoyo! ¡A ello, a ello! Furrier ¿Está loca esta gente? ¿Qué diablos de doncella es ésta, y qué baile, y qué Tontonelo? Capacho Luego, ¿no vee la doncella herodiana el señor furrier? Furrier ¿Qué diablos de doncella tengo de ver? Capacho Basta: ¡de ex illis es! Gobernador ¡De ex illis es; de ex illis es! Juan ¡Dellos es, dellos el señor furrier; dellos es! Furrier ¡Soy de la mala puta que los parió; y, por Dios vivo, que si echo mano a la espada, que los haga salir por las ventanas, que no por la puerta! Capacho Basta: ¡de ex illis es! Benito Basta: ¡dellos es, pues no vee nada! Furrier Canalla barretina: si otra vez me dicen que soy dellos, no les dejaré hueso sano. Benito Nunca los confesos ni bastardos fueron valientes; y por eso no podemos dejar de decir: ¡dellos es, dellos es! Furrier ¡Cuerpo de Dios con los villanos! ¡Esperad!(Mete mano a la espada y acuchíllase con todos;
y el Alcalde aporrea al Rabellejo;
y la Chirinos descuelga la manta y dice:)